Las Camisetas de Fútbol

Hace unas semanas estaba en el sofá de casa, viendo por televisión el partido entre el Betis y el Athletic, y, de repente, me di cuenta de que pasaba algo raro. Ninguno de los dos equipos llevaba publicidad en la camiseta. Contemplaba las evoluciones por el campo, los encontronazos entre los jugadores, y pensaba en que esos uniformes sin anunciante en el pecho son ya tan bellos como inhabituales. Eran como equipos de tiempo atrás. Hasta tal punto nos hemos acostumbrado a que casi todos lleven ya publicidad. Y, en cambio, aún es fácil recordar cuando, al principio, para muchos llevarla era algo así como prostituirse. Que admirase la belleza de esas rayas puras -rojas, blancas y verdes no quiere decir que me parezca mal que lleven propaganda. Para nada. El problema es cómo integrar en algunos uniformes el logo del anunciante. Los equipos con camiseta monocolor -el Mallorca, el Valencia, el Madrid, el Oviedo...- no tienen ningún problema. Tampoco lo tienen los equipos cuyas camisetas llevan una franja horizontal, como el Elche. Ahí se coloca el logo dentro de esa franja (o encima o debajo, si se quiere), y problema solucionado. Pero equipos de fútbol con franjas horizontales hay pocos. A parte del Elche, sólo recuerdo que las llevase el Granada, al menos hace años... Pero no se me ocurre ninguno más. De todas las camisetas, las que aceptan peor una marca son las arlequinadas, porque destruye por completo la gracia de los cuadrados ajedrezados. A la que el Sabadell llevó su primera camiseta con publicidad quedó claro que la única solución era poner el logo descentrado, sobre uno de los cuadrados. Pero eso no es del agrado de  los anunciantes.

Las franjas en diagonal (al estilo de las del Rayo Vallecano) tampoco salen bien paradas. Pero las que lo tienen peor son las que llevan las rayas en vertical, y ésas son las más habituales en nuestros equipos de fútbol. Escribiendo en caracteres latinos, no hay solución, porque, al ir el logo siempre en horizontal, rompe la rotundidad de las rayas. Cualquier leyenda o nombre de empresa que las atraviese les roba buena parte de su gracia. Las rayas blancas y rojas del Athletic, que son una preciosidad -sobre todo, las temporadas que son estrechas, y aun más en contraste con el negro del pantalón-, quedarán irremisiblemente destrozadas cuando algún día las atraviese un logo, sea el que sea.

Y no cabe la posibilidad cutre de poner las letras una sobre otra, en vertical, como hacían algunos niños al escribir los títulos de sus redacciones en las libretas. El alfabeto latino -como el árabe y el hebreo- resulta imbecil en vertical. Por eso, las únicas camisetas con rayas verticales que no verán rota su armonía son las de los equipos chinos y japoneses, ya que -al escribirse sus idiomas de arriba abajo- será fácil colocar el texto dentro de una de ellas, sin romper la armonía. Pero, conociendo lo complicado de la naturaleza humana, me da en la nariz que, cuando el fútbol se consolide del todo en aquellos países, resultará que -oh, sorpresa- la mayoría de sus equipos llevará camisetas con rayas horizontales.

Quim Monzó - La Vanguardia - Magazine 2/11/2003

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