Las clases de conducción de riesgo ayudarían a salvar vidas

 

 

Un experto en seguridad vial afirma que muchos se evitarían si los conductores fueran entrenados para situaciones límite

¿Qué hacer si vamos por la carretera y viene un camión de frente? ¿Y si se cruza un niño o un animal? Lo más probable es que el conductor, por instinto, caiga en el error de dar un volantazo y sufra un accidente. Lo correcto hubiera sido frenar a fondo y luego girar suavemente el volante para esquivar el obstáculo. Pero nadie le dijo cómo debía reaccionar.

“Los accidentes suceden porque no sabemos conducir”, asegura Ricardo Chicharro, jefe del servicio de ensayos de seguridad y certificación de vehículos del Instituto Nacional de Técnica Aerospacial (INTA), un organismo público de investigación dependiente de Defensa.

Conducir o “mover el coche” | Chicharro, con experiencia en el entrenamiento de conductores profesionales, explica que “en la autoescuela enseñan a mover el coche, no a conducir”, y recuerda que “sacarse el carné no es un mero trámite; circular es una actividad que conlleva mucha responsabilidad civil”.

La seguridad vial mejoraría considerablemente y muchas vidas se salvarían, afirma este especialista, si todos los conductores practicaran sólo cuatro situaciones de riesgo: frenar en seco, frenar a fondo en suelo deslizante con ABS, frenar a fondo en suelo deslizante pero sin ABS (para aprender a redireccionar el coche) y frenada con esquiva.

Pistas para ensayos | Dice que “habría que habilitar pistas por toda la geografía española para realizar estos ensayos con la ayuda de especialistas”, algo que desde Tráfico nunca se ha planteado –en el INTA se usan simuladores para recrear situaciones límite.

Igual de esencial, señala Chicharro, es “saber leer la carretera: mirar el asfalto y tener la seguridad de que se puede detener el coche en el tramo que se ve; si no es así, hay que reducir la velocidad. Nunca sabemos qué hay detrás: una curva, un barranco...”.

Vicios adquiridos | También advierte de que hay vicios peligrosos, como coger mal el volante: no hay que poner las manos en la posición que marcan las agujas del reloj a las diez y diez, sino a las nueve y cuarto (para trayectos largos, a las cuatro menos veinte).
“Y más importante que todo es la prudencia bien entendida”, remarca Chicharro.

 

20 minutos Madrid, 20 de septiembre de 2004

 

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